Sobre la revista A. R. B.

Se trata de una iniciativa que puse en marcha cuando impartía clases en el IES Alfonso Romero Barcojo, en la localidad de Niebla (Huelva). En ella se inclueron textos de muy diversa índole: pasatiempos, chistes, entrevistas, espacio literario, reflexiones de los adolescentes, propuestas de trabajo en el aula, etc. 

En la sección que titulé "Un bello pensamiento", incluí este texto traducido al español del filósofo fránces Jean Vanier que tantas veces he trabajado en clase:

Amar no es hacer algo por alguie, pero sí es hacerle descubrir su valor desde el principio: Revelarle que él es bello, que es importante, que su vida tiene un precio altísimo (...).

El amor es distinto de la generosidad porque cada uno da y cada uno recibe. El amor verdadero no es una fusión, ni un control, ni una posesión: Es una relación de confianza recíproca basada en compartir, no solo los valores de cada uno, sino también los problemas y limitaciones.

Las personas con algún tipo de discapacidad física o psíquica pueden no llegar nunca al pleno desarrollo de su capacidad cognitiva o de su autonomía, pero sí pueden alcanzar una verdadera madurez del corazón y llegar a ser "auténticos maestros de la vida". 

Hoy en día muchos jóvenes crecen con espíritu de competición agresiva y de búsqueda de poder. Piensan que para ser y para vivir se debe vencer a toda costa. Creen que deben ser los mejores, dominar a los demás y conseguir así el éxito. Estos jóvenes, inconscientemente, descuidan el desarrollo de su corazón. Quizás tienen miedo: se encuentran inmaduros en el plano de la afectividad y de la sexualidad. Pero si se hacen amigos de otras personas pueden descubrir sus propios corazones: no como un lugar de emociones y sensaciones pasjeras; sino como corazones llenos de luz, de inteligencia, en condiciones de generar en otros la libertad, la felicidad y la Vida.

 

Rincón especial en nuestra revista A. R. B.

Hemos querido dedicar nuestro rincón especial de la revista a dos grandes personas: José Antonio del Toro (profesor de Música en nuestro IES) y Juan Manuel España ( un artista polifacético que contribuye todo lo que puede con nuestro centro). Ambos nos han demostrado que el amor por el trabajo bien hecho no conoce límites. Por eso, tanto el alumando de Información y Comunicación como su profe, la que escribe este texto, han considerado que deben ser ellos los protagonistas de este espacio. 

José Antonio del Toro. 

Él se ha encargado de organizar un pedazo de concierto con alumnado de todos los niveles. Imaginaos la capacidad profesional y la calidad humana que hay que tener para conseguir que estén relajados y que además interpreten música de "la buena". ¿Será verdad lo que dicen de que "la música amansa a las fieras"? No lo sé. No creo en los tópicos. Pero sí creo  en el trabajo a destajo, en la paciencia, en la disciplina y en el espíritu de lucha. En estos aspectos nuestro profe sí es un auténtico Maestro, además de ser un gran músico. Sin perder en ningún momento esa serenidad que lo caracteriza ha conseguido transmitirle a nuestro alumnado el amor que él siente por la Música mediante piezas de una gran belleza que han compartido parte de nuestras vidas. ¿Resultado de esto? Los estudiantes han aprendido mucho más que a tocar la flauta. Han aprendido valores que, sin duda, deben prevalecer siempre: trabajo en equipo, constancia,  afán de superación y la disciplina que impone el deso conjunto de lograr un mismo fin. Han luchado para lograr un objetivo que los motiva y los emociona. Ya sabemos que, en muchas ocasiones, si el profesor se implica, los alumnos también. Aunque no siempre ocurre así, en esta ocasión, por suerte para todos, se ha logrado. 

José, desde nuestra revista te pedimos que no cambies nunca, que sigas regalándonos momentos como el que vivimos el día 8 de mayo, que sigas luchando por tus sueños y que no dudes en ningún momento de tu gran valía. No lo decimos nosotros, lo dice la piel cuando un escalofrío mientras suenan  piezas interpretadas por nuestro alumnado. Eres el fautista de Hamelín, aunque tu especialidad sea el clarinete, y ten por seguro que allá donde vayas muchos te seguirán incondicionalmente.

Juan Manuel España. 

Lo conocí casualélmente una tarde en la que acompañé  a mi alumnado de cuarto curso de E.S.O. al ensayo de la obra que estaban montando: El hombre de la Mancha. Me quedé durante un rato observando la mamera en la que se dirigía a los adolescentes y me llamó la atención el cariño, la fuerza y la profesionalidad que intentaba transmitirles a través de sus palabras. Poco a poco todos nos fuimos contagiando de ese halo especial que él irradia y decidí involucrarme en el tema todo lo que pude. Pensé, en primer lugar, dedicar algunas de mis clases al teatro y, al mismo tiempo, continuar asistiendo a los ensayos de la tarde. Así lo hice. Y fue entonces cuando descubrí una faceta importante de Juan Manuel España: La Magia. Él es capaz de convertir el palo de una escoba en una flauta bellísima; unos cuantos globos en el auténtico Axtérix de la Galia; el fuego sobre la madera en un magnñifico retrato; una conversación sobre el bello arte de la interpretación en un sabio consejo sobre el más bello arte: la vida; y unas cuantas palabras en auténtica Poesía... Pero aún hay más: él mismo es capaz de diluirse en mil personajes a través de la amplia variedad de registros que posee su voz. Sin embargo, como todos los magos, tanto los alumnos como yo sabemos que...¡tiene truco! Lo siento, queridos lectores, pero así es. Quiero aprovechar la oportunidad que me brinda la revista A.R.B. para desvelarlo: 

Es necesario conseguir una buena base de sentido común. Cualquier base no vale.  Para que tenga la consistencia necesaria ha de estar elaborada por la experiencia, el saber escuchar y la inteligencia pragmática. Sobre esta base Juan Manuel España coloca la Ilusión, fruto de esa creatividad especial que él posee, y muchas horas de trabajo. Pero el toque final del truco reside en la calidad humana. Porque, como ya sabemos, la magia siempre se termina diluyendo en el espacio y en el tiempo para transformarse en un bello recuerdo efímero. El caso de nuestro artista es justo el opuesto al de cualquier simple mago que solo aspira a crear un momento de ilusión. Lo importante en él no es el efecto, sino el truco: Él mismo. Juan Manuel España, ese gran ser humano.