Cansada de este absurdo.

 

- Cansada de que todo sea terrorismo, mientras el auténtico TERRORISMO pasa ahora a ser, para muchos, una ideología política.

- Cansada de que haya víctimas de primera clase y víctimas de segunda, dependiendo de la ideología del vocero que redacte.

- Cansada de que el debate se centre en “Capitalismo contra Comunismo”, pero que el tema central no sea “Derechos Humanos”.

- Cansada del autoritarismo, de la violencia verbal, del panfleto, del sectarismo, de la demagogia…

- Cansada de la feria de egos.

- Cansada de que algunos periodistas se autodenominen ‘dignos’ solo porque nos enseñan día tras día su ‘carné de Izquierda’.

- Cansada de esa vieja o nueva política que hace caja y campaña porque puede comprar espacios televisivos de máxima audiencia.

- Cansada de los atriles desde los que algunos pretenden aleccionarnos como si fuéramos imbéciles.

- Cansada de que la memoria histórica ocupe tantas páginas para algunos y tan pocas para otros, mientras el presente realmente importa un comino a la mayoría.

- Cansada de que la memoria sea selectiva.

- Cansada de que se bautice al odio con palabras como ‘indignación’ o ‘injusticia’.

- Cansada de que muchos rechacen los pactos de cara a la galería mientras llegan a acuerdos, por intereses personales, en los ayuntamientos.

- Cansada de que algunos no se enteren de que perdieron las elecciones y pretendan iniciar una campaña política, cada vez más agresiva, porque ni saben perder ni quieren perder.

- Cansada de aquellos que son capaces de pisar al contrincante al precio que sea porque “todo vale” para conseguir un objetivo.

- Cansada de que al diálogo lo llamen ‘hipocresía’ y a la hipocresía la llamen ‘honor’.

- Cansada de que la Educación no ocupe el lugar que debería porque no interesa.

- Cansada de que muchos disfruten y hagan caja viendo cómo España se divide.

- Cansada de aquellos que se inventan día tras día un mundo vacío, inerte y maniqueo, en el que todos llevamos una etiqueta: bueno o malo.

- Cansada de que nos ahoguen con discursos monocordes para impedirnos pensar, respirar y vivir.

- Cansada de que me cuenten de nuevo una película que me suena bastante a una historia real que nunca debería repetirse.

- Cansada de que seamos perfectos constructores de ideas, pero perfectos detractores de sueños.

- Cansada de que no seamos capaces de mirarnos a la cara sin escupirnos el pasado.

En definitiva, cansada de que seamos tan inútiles para llegar a un auténtico diálogo y tan torpes como para no entender que sin eso no alcanzaremos nunca absolutamente nada.

 

 

La fiesta del confeti

 

*Reflexión realizada en diciembre de 2015.

Otra vez se acerca la fiesta del confeti. Este año toca 4 días antes de los buenos propósitos navideños, pero el ritual de la celebración lleva ya meses atragantándonos. Desde que Pedro Sánchez entrara por teléfono en Sálvame diario mientras Pablo Iglesias se movía por la Sexta cadena como pez en el agua, los insultos a la poca inteligencia de la que escribe este texto no han dejado de repetirse. El broche de oro, hasta el momento, estuvo conducido por una Ana Pastor que, lejos de ser la periodista incisiva y aguda de otras veces, parecía abducida por una Blancanieves a la que solo le faltó colocarle una alfombra roja a los tertulianos que acudieron a la fiesta de “Mira cuánta audiencia tenemos”. Eso sí, con la ausencia obligada de los partidos políticos a los que las encuestas no dan como ganadores, y sin que ninguno de los presentes llevara en el nombre de su partido la palabra Izquierda.

Yo, como espectadora, observé la fiesta desde casa. Llegué a creerme que, como su nombre indica, al menos, se trataría de un debate. Esperé preguntas concretas, propuestas de mejora bien definidas, alguna frase de arrepentimiento o autocrítica por parte de los partidos que han dejado este país tan demócrata sumido en una absoluta desigualdad social… Pero no. Parece que las portadas de la prensa extranjera son las únicas que se hacen eco de una realidad española que para los tertulianos de la fiesta no existe. En definitiva: Lo que parecía que iba a ser un debate acabó convirtiéndose en una exposición de buenos propósitos, así como en un desglose pormenorizado de la buena praxis realizada hasta el momento por cada uno de los participantes. De repente, tuve la impresión de que yo no vivía en el mismo país. Pero después comprendí que estaba aficionándome a leer lo que no debía. Finalmente aguanté estoicamente las dos horas y media de espectáculo. Y, en definitiva, pasé un ratito entretenido. Me divirtió mucho escuchar el argumento sin argumento de la representante del gobierno referente al tema de los recortes: “Hicimos lo que teníamos que hacer”. Y bien hecho, supongo. No hay mejor manera de convencer al pueblo de la necesidad de una economía basada en la austeridad que lucir un reloj inaccesible para la mayoría de los españoles debido asu altísimo precio. A eso se le llama predicar con el ejemplo.

También me gustó mucho la intervención de Pedro Sánchez (“el que no ganó pero ya ha ganado”). Me encantó que la cámara mostrase su espléndida sonrisa y su actitud triunfalista mientras se producían las intervenciones de la vicepresidente. Claro, es lógico que se ría: su partido nunca ha gobernado, tiene un programa espléndido del que no consigo enterarme y además se caracteriza por la transparencia: nunca ha habido casos de corrupción.

Mientras tanto, Albert Rivera hacía un esfuerzo por ganarse el aplauso de los que somos docentes hablando de pacto educativo en la Enseñanza. Eso sí: un pacto en el que, según él, si no tenemos el inglés hasta en la sopa, pocas posibilidades de mejora hay. Que le pregunten a los docentes de inglés por el asunto. Que le pregunten por lo facilito que es impartir lengua extranjera en grupos de alumnos en los que hay seis o siete niveles de español- la lengua materna de la mayoría-, a partir de que el PSOE nos impusiera este cuento tan bonito de “atender a la diversidad” cada vez con menos recursos, más niveles distintos de aprendizaje y, sobre todo, menos docentes.

Pero el que más me gustó de todos los participantes de la fiesta fue “El Mesias”. Sí. Este señor con una apariencia tan moderna y con esa radiografía social tan precisa de los problemas de nuestro país. Este candidato a la presidencia del gobierno que  amenaza con sacar a la luz un supuesto oscuro pasado del Papa Francisco mientras lo sitúa como ejemplo en sus discursos sobre economía. El gran Pablo Iglesias. El político que podría protagonizar cualquier anuncio de Coca- Cola o el ya mítico de Catalana Occidente porque tiene “para todos” y  soluciones “para todo, todo y todo”. Un señor muy formado que se caracteriza, ante todo, por su humildad. El mismo que llama con tono despectivo “aspirante a otra cosa” a la que ya es vicepresidente del gobierno. El mismo que, además, demuestra en sus discursos que no solo no ha leído a Kant aunque lo cite, sino que el diccionario de la Lengua española le importa un comino: “Vicepresidente, ta: persona que hace o está facultada para hacer las veces de presidente”.

En fin: mañana más. Nuevo debate pero, esta vez, a dos bandas: PP/PSOE. Por si aún no nos ha quedado claro, como afirma el señor Iglesias, que el bipartidismo es cosa ya del pasado de España.